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"Textos-Collages" de escritos como canciones, libros, poemas, películas y más; todo dentro de lo que encierra la feminidad.

jueves, 28 de marzo de 2013

Pero en mis brazos siempre era Lo li ta.

Un collage de fragmentos del libro de Nabokov, Lolita.


Entre los límites de los 9 y los 14 años, surgen doncellas qe revelan a ciertos viajeros embrujados, dos o más veces mayores qe ellas, su verdadera naturaleza, no humana, sino nínfica…

Ella era Lo, simplemente Lo por la mañana. De pie, con su metro 48 de estatura y un solo calcetín. Era Lola en pantalones. Era Dori en el colegio. Era Dolores cuando firmaba. 

¡Esta dichosa criatura se está poniendo imposible! Tiene el pelo castaño, los labios rojos como un caramelo rojo lamido, el superior ligeramente hinchado... Cada movimiento qe hacía en las salpicaduras de sol punzaba la cuerda más secreta y sensible de mi cuerpo. 

Una niña moderna, una ávida lectora de revistas cinematográficas, una experta en primeros planos soñadores…Sabía qe me había enamorado para siempre de Lolita, pero sabía qe ella no sería siempre Lolita. 

Nos enamoramos simultáneamente, de una manera frenética, impúdica, agonizante… Me vuelve loco la doble personalidad de esta peqeña ninfa. Tal vez de todas las ninfas. Esa mezcla de una soñadora ternura infantil y cierta temerosa vulgaridad. 

…y supe con tanta certeza como qe me he de morir, qe la qería más qe a nada imaginado o visto en la tierra, más qe a nada anhelado en este mundo. 

No podía matarla, desde luego, como habrán pensado algunos...
¿Comprenden ustedes? La qería. Era un amor a primera vista, a última vista, a cualquier vista. 

Lolita. Luz de mi vida, fuego de mis entrañas, mi pecado, mi alma, 

Lo
Lee
ta.

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